A principios del siglo XX cuando varios cineastas japoneses se sintieron interesados por las técnicas de animación que se empezaban a usar en occidente, principalmente en Francia (cuna del cine), Alemania y Estados Unidos.
Estos experimentos no produjeron material de consumo masivo, u obras que fueran muy populares, pero establecieron paulatinamente una industria que vio su eclosión a principios de los años 60 con el estreno del Astroboy de Osamu Tezuka (1963).
Así empezaron a surgir más obras de animación hechas en Japón, que apuntaban a un público netamente japonés y que adoptaban una temática propia y alejada de la temática que manejaba occidente. De este modo surgieron géneros completamente únicos como el género "mecha", palabra que deriva del vocablo inglés "mechanical" y se usa ampliamente para definir un género de animación donde los protagonistas son robots -inusualmente gigantezcos- que luchan contra otros robots -también inusualmente gigantescos.
Aquí empezaron a perfilarse los que serían considerados posteriormente los grandes maestros de la animación Japonesa, como Hayao Miyazaki y Mamoru Oshii.
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